Poema escrito por P. Nelson Henríquez V.
Con motivo del quinto centenario del acontecimiento
calficado como: "Descubrimiento de América".-



América; cristal de roca andina,
llaga palpitante, te llevo en mi
corazón.
Tús claros ojos verdes,
resplandecen en los bosques,
en la tierra y en el sol...
La dulce ondulación
de tús caderas, vibra en la
canción de los trigales;
que se cuajan en el rocío del
amor.
Mi niña dulce Novia América,
juegas en las guirnaldas
de los
mares,
que se nutren, en el regocijo
de los pueblos,
en sus fiestas, sus trabajos, en sus
sueños,
en su hechizo
multicolor.
Mi niña, dulce Novia América,
flotan tús vestidos
en el aire necesario
cual un indio pabellón.
Anhelo tús labios rojos,
en el apasionado volcán
de mi corazón;
y me derramo a tús pies,
como lluvia de verano
desbordado en mi emoción...

Niña América:
sonríes caprichosa,
enflorando tús trenzas,
con el negro misterioso,
de tú historia mutilada,
pero ya centellea en mil soles,
la alborada
que pronto
ha de aflorar:
un nuevo cielo,
un nuevo hombre,
un nuevo corazón.
Niña América, cara y bella
novia perfecta
de mi amor
perfecto.
En vida deseo quererte,
cultivarte,
embellecerte,
amarte.
Potenciado en los clarines,
de tús aires musicales,
y liberado,
enclarecido:
conquistarte,
rescatarte
y enjoyarte.

Al morir, deseo transformarme,
impregnado en tús fulgores,
ser estrella
y alumbrarte,
ser raiz,
y sostenerte,
ser sabio
y escucharte,
ser tibieza
y abrazarte,
ser un dios
y merecerte,
ser un príncipe
y desposarte,
ser hombre
y por siempre
amarte.-