FUNDAMENTOS GENERALES SOBRE CULTURA
E IDENTIDAD NACIONAL


Autor: P. Nelson henriquez V.


Chile, país desprendido de una España colonial decadente y conservadora, surgió a la vida casi de improviso, como una nación aún no corformada, espiritual y materialmente hablando. Recordémos que no sólo Chile, sino toda la América hispano hablante, estuvo regida por la neo escolástica, sistema de ideas fenecido, que superado en Europa por el avance del Renacimiento, se refugió en la España tradicionalista y teocrática, donde prolongó su agonía por algún tiempo. Las restantes naciones del Viejo Continente, prosiguieron avanzando, fundando nuevas concepciones que engloban los inicios de las ciencias que culminarían más tarde en brillantes logros. Mientras, la Madre Patria se enclaustra en una filosofía medieval, oscura e inmovilista.
Ampliando esta visión, debémos considerar el dominio árabe, durante 800 años, en nuestra antigua metropoli. Es indiscutible que esta casi milenaria prescencia, tiene que haber dejado una fuerte huella. Al observar a los mencionados pueblos árabes, podémos constatar que se encuentran sumidos en prolongadas e intrincadas guerras que los consumen, con escasa posibilidades de superación. De la fusión e influencia de estos elementos, llega el conquistador español, quien fundiendo su sangre con la de los primitivos habitantes, hace surgir nuestros actuales elementos étnicos.
"No somos europeos, no solmos indios, sino una especie media entre los aborígenes y los españoles." (Simón Bolívar, Discurso de Angostura, 1819). Al lograrse la independencia, nols faltó la fuerza espiritual, la experiencia y la organización, para generar una politica de desarrollo suficiente y autosostenida.
Planteado en panorama general, cabe preguntarse: ¿dobre qué bases es posible configurar un concepto de cultura e identidad nacional?; la respuesta no la debémos buscar en el vacío sino en la vida misma. La nacikonalidad, en este caso, la chilena, y globalmente la americana, se está generando como consecuencia de factores, elementos y causas muy diferentes a las que constituyeron el surgimiento de los pueblos asiáticos, europeos o africanos. La geografía, las épocas, el nivel de desarrollo del mundo, la nueva amalgama humana y mucho más, hacen que nuestras características no sean las mísmas a las de esas regiones, teniendo entonces un sello distinto. Todas esas fuerzas que apuntan a crear y establecer una peculiar mentalidad, otorgan los rasgos nuevos que nos hacen diferentes. Con el tiempo, hemos creado una tradición distinta a la de otras latitudes, no obstante, es necesario considerar nuevas instancias.
Toda comunidad humana, debe ser capaz de autoorgasnizarse, para desplegar positivamente los esfuerzos que la existencia plantea.
Debe generar una fuerza mínima, en lo que a producción, economía, técnica y cultura se refiere.(La separación entre el término "cultura" y los restantes, es arbitraria, con el objeto de hacer más ilustrativas las expresiones).
Debe lograr un papel digno en el mundo: no ser absorbido por otras potencias, no depender en forma extrema, no copiar ni asimilar en forma ciega y dogmática lo que ,llega desde afuera, anulando o atrofiando la propia creación. En este sentido, es conveniente resaltar la importancia de estimular y promover las corrientes pictóricas, teatrales, cinematográficas, literarias, musicales, por citar algunas, pues contribuyemn además , a la unificación espiritual de un pueblo. Recordemos que nuestra salas de espectáculo, canales de T. V. y otras manifestaciones se encuentran atiborradas de producciones extranjeras, olvodándose entonces nuestros escenarios geográficos, históricos y humanos, quedando una neblinosa sensación de incapacidad y pesimismo.
Nuestros vacíos fundamentales se cumplen básicamente en los tres puntos finales, reconociendo sí, breves períodos de superación que no han plasmado en un sistema. Desde 1810 no hemos sabido ir más allá de una débil sobrevivencia. Tenémos escaso poder económico, técnico, científico y cultural. Pertenecémos a esas zonas pobres del globo, con magro desarrollo, rezagadas día a día de los países avanzados. En este momento, el llamado Tercer Mundo, está llegandop a ser prescindible en sus ofrecimientos monoproductivos, a excepción del petróleo, que aún se mantiene.
La cultura, como facultad espiritual de una nación, tiene una profundidad muy superior a los aspectos folklóricos, como algunos creen. No es algo estático o un saber acumulativo; diríase que es el despliegue e implementación de aquellos valores y logros, frutos del ascenso y enriquecimiento de las facultades más nobles del hombre. En este esfuerzo, intervienen tanto las instituciones como los indivíduos en particular. Esto exige, la responsabilidad de plantearnos una concepción del mundo y de la vida, con nuestras propias palabras, aportes y matices. Estos últimos, dan el tono, la gracia y la originalidad. A su vez, se hace necesaria una corriente dinnámica y contínua de los elementos humanos encaergados de plantear objetivos y programas precisos, aportando la conducción adecuada a la sociedad en cuentión, teniendo siempre al frente la enorme e ineludible tarea de insertarse con buenas posibilidades en el plano internacional y mantener una permanente acción de desarrollo interno.
Veamos el caso de una Inglaterra, que supo levantar una poderosa infraestructura económica y tecnológica, después del declive español. A Estados Unidos de Norteamérica, el que con precisos planes de alcance global, se ha transformado en una super potencia. Recordémos el caso de Holanda, cuya superficies es menor a la de una provincia chilena, y en constante lucha contra el mar, tiene un poderio industrial muy grande. El Japón, arcaico y feudal, carente de recusros naturales, ha dado el gran salto y es la segunda potencia comercial despues de EE.UU. No se pretende decir que éstos sean modelos perfectos, pero sí vale la pena consideralos, reconociendo la iniciativa y la efectiva implementación en el terreno, tras las ansiadas metas de prosperidad, desarrollo y vigencia.
A teravés de los razonamientos expuestos, se ha tratado de plantear la visión general y los fundamentos conceptuales mínimos, para configurar un pensamiento sobre el contovertido y ya largo debate, en torno a cultura e identidad nacional.- (existe una segunda parte, la cual fue publicada en la misma revisrta, tiempo después).-